Te encierran en la sala de un museo y tienes solo una hora para salir, será mejor que observes todo lo que te rodea, investigues cada detalle de tu entorno y más te vale que tu equipo coopere, porque si no, no lograrás superar este reto de inteligencia, te contamos qué hicimos el pasado sábado 12 de septiembre:Nos dimos cita en uno de los garitos de malasaña y con un mojito recibimos a nuestros amigosenruteros, en esta ocasión todas féminas, (pérfidos cobardes los chicos en estos retos!), en total éramos 10 conformados en dos equipos de 5.
Primero entró un grupo, no contábamos con ninguna información, tan solo lo básico, habrían de entrar en el museo y conseguir salir a base de encontrar pistas que desvelaban enigmas, puzzles y juegos que sucesivamente van dándote la llave para el siguiente engima hasta dar finalmente con la llave de la puerta y poder salir al exterior.Mientras, el siguiente grupo tomábamos algo en el garito, hacíamos cábalas sobre qué tipo de enigmas y qué tipo de puzzles habríamos de resolver, sobre si seríamos capaces de trabajar en equipo y si el grupo anterior conseguiría salir de allí.
Pasaron 53 minutos, ¡¡lo consiguieron!!, salieron por la puerta con una alegría enorme, ¡habían superado el reto!. ¿Seríamos los siguientes capaces de hacerlo?. Allá nos lanzamos, con tantas ganas que casi se nos olvida pagar las consumiciones en el bar.
No podemos dar detalles para no desvelaros nada, pero si podemos contar que los diez primeros minutos nos inundó a todos los componentes del grupo un profundo desconcierto, buscábamos sin saber que teníamos que encontrar, buscábamos y buscábamos hasta que de repente, vimos algo que nos hizo suponer cual sería nuestro primer objetivo, al completarlo nos condujo a otro, aquél a un nuevo objetivo, incluso en ocasiones teníamos varias pistas que seguir, cada vez que lográbamos dar un nuevo paso lo celebrábamos como si hubiéramos encontrado un tesoro, a veces por suerte, a veces por deducción y otras veces por puro razonamiento lógico, incluso imaginación, como si fuera la vida misma que te pone un reto delante de otro y los vas superando, o no, de la misma manera: suerte, observación, inteligencia, y sobre todo, trabajo en equipo, porque lo que no veía uno, lo veía otro, el razonamiento que a uno le conducía a un callejón sin salida o a una combinación falsa, era razonado por otro componente con un punto de vista diferente.
El reloj corría muy rápido, un monitor mostraba la cuenta atrás y eso añadía estrés y tensión, en ocasiones el grupo trabajaba un poco alocadamente y eso hacia correr el tiempo más deprisa, llegamos al enigma final a falta de tan solo 8 minutos para el término del tiempo, vimos la luz, lo intentamos y ¡bingo! tras árduo trabajo lo que parecía la llave final estaba en nuestras manos.Como en cámara lenta, tensión y silencio, la llave encajó perfectamente en la cerradura, giró y la puerta se abrió resultando en un estallido de felicidad e ilusión que nos embargaron a todos como si realmente hubieramos conseguido algo grandioso, y la verdad es que así fué, en tan solo 53 minutos vivimos una aventura intensamente divertida, muy participativa porque todos los componentes del grupo llegaron a aportar un interpretación, una observación, o una solución en un momento dado vital para la consecución del objetivo.
Es fantástico comprobar con lo que, a simple vista es tan solo un juego, como el trabajo en equipo, es decir, la vida en comunidad, es algo tan necesario y vital para conseguir abrir día a día las puertas que nos pone la vida, como la suerte juega su baza, como las decisiones y la utilización de las pistas y recursos que tenemos a nuestro alcance nos llevan por un camino o por otro. Fue en definitiva una experiencia sorprendente.Os animamos a todos a veniros en la próxima quedada "Atrapados en el museo" que organicemos porque es una experiencia apasionante, y seguro que os va a encantar.
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